13 enero 2009

"Cuando las aguas se calman...
el tiburón trabaja"



Querido-Director:

Con los resultados favorables del Celta, se empiezan a formular nuevas ilusiones, nuevos pronósticos. No obstante, es curioso constatar que los aficionados no las tienen todas consigo. Siguen dudando del equipo. Y los que lo hacen, parten de que el Hércules fue superior al Celta y de que el Alavés es un equipo que lo va a pasar mal en Segunda. Aunque, mirándolo bien, le puede ocurrir lo mismo del año pasado, cuando jugó el último partido de Liga en Balaídos y se salvó en la segunda parte, remontando un dos cero en contra. Esta vez va a ser el penúltimo. También es cierto que algunos jugadores de aquella plantilla ya no están en el Celta.

Volviendo a las ilusiones y pronósticos, lo cierto es que el Celta está bien colocado y tiene un partido aplazado contra el Murcia. La pena es que parece que el Murcia empezó a despertar y ya gana partidos con cierta autoridad. Pero, bueno, el Celta está ahí. La pena es que no mantenga el fútbol del día del Zaragoza.
Cuando uno se mueve por los ambientes de las distintas tertulias que se forman en cafeterías de Vigo, ¡cuántas afirmaciones, verdaderas o falsas, cuántos comentarios, verdaderos o falsos, se escuchan!.
Uno de tales comentarios, será verdad o será mentira, dice que los asesores de Carlos Mouriño, Presidente del Celta, le indicaron que lo mejor que hacía era propiciar la paz y tranquilidad y ver las cosas con perspectivas de futuro y, a poder ser, olvidar el pasado, no vaya ocurrir que, moviendo el agua, se forme una ola que se lo lleve por delante con su acompañante Ricardo Barros.

Y ello parece ser así porque, últimamente, los poderes fácticos que sirven y defienden a D. Carlos Mouriño, tienen las baterías quietas y en perfecto estado de saludo. La cuestión es que no se sabe si es porque, D. Mouriño -que decía aquél- está en Méjico, o porque sigue las instrucciones de sus asesores. El tiempo dirá si es una cosa o la otra.
El que comentaba lo anterior, terminaba con una reflexión que, al parecer, aprendió, cuando era chaval, de un profesor que, más señas, era jesuita. El tal profesor, por lo visto, les decía que cuando las aguas están bravas y removidas, el tiburón se aleja; y vuelve cuando las aguas se calman, porque en tales circunstancias, aguas calmadas, es cuando más y mejor trabaja ya que mide, con más comodidad las distancias, las presas se confían al ver la tranquilidad de las aguas y no mantienen la atención adecuada, resultando, entonces, más fácil destrozar la presa. Por eso, dice él, “cuando las aguas se calman… el tiburón trabaja”
Si le digo la verdad, no entendí, en toda su extensión y enjundia, lo que quiere decir este alumno aventajado de los Jesuitas, con su reflexión. Algo querrá decir. ¿Usted qué cree?.
Por cierto, el espabilado que había prometido, en la tertulia, traer los titulares de prensa de las temporadas “europeas” del Celta, no cumplió -hasta ahora- con su palabra. Veremos si más adelante, lo hace.
Saludos, Director, y cuidado con el tiburón del que hablaba el jesuita.
Manuel Galocha
12-1-2009