todo un caballero !
"Es inmortal porque dejó en todos los que le conocieron la marca de su gran personalidad. Era un gran entrenador, pero mucho más que eso, una grandisima persona" (José Mourinho)
Se ha muerto Bobby Robson. El ex jugador y entrenador de la selección inglesa, Sir Bobby Robson, murió a los 76 años en su casa del condado de Durham, tras librar una larga batalla de muchos años contra el cáncer. Murió en paz, acompañado de su mujer y familia, dijo una declaración de uno de sus allegados. En 1982 Robson llevó a Inglaterra a las semifinales del Mundial de Italia 1990, el mayor logro del balompié inglés fuera de su país. Triunfó también como entrenador del Oporto y el Barcelona entre otros muchos clubs.
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Conocí a Bobby Robson una tarde de primavera temprana, en una quinta del Douro portugués, allá por Régua. Fue una de esas casualidades de la vida coincidir allí. Lo que se inició como un saludo cortés terminó en bastantes e inolvidables horas de convivencia junto con las personas que a cada uno nos acompañaban. El era entonces técnico del F.C. Porto.
Hablamos toda la tarde, de los ingleses y Portugal, de los ingleses y el vinho do Porto. Y del propio Bobby Robson y su "pasión" por el moscatel de Favaios, zona próxima a la que nos acogía aquella tarde ya con las amendoeiras en flor que tanto embellecen la zona de Regua y los caminos del Douro hacia las tierras españolas río arriba...
Con su flema británica, su saber estar, su elegancia y educación exquisitas, Robson pedía no hablar de fútbol pero acabó al anochecer hablando de fútbol... En la despedida me preguntaba del Madrid, del Barcelona... Fueron unas horas inolvidables. El empeñado en que yo le hablase de España y yo en que el me dijese cosas de aquellos Vitor Baía, João Pinto, Aloísio, Emerson, Paulinho Santos, Kulkov, Semedo, Jaime Magalhães, Rui Filipe, Domingos, Rui Barros, Drulovic, Iuran, Latapy, Raudnei, Kostadinov... que en aquel entonces tanto me agradaban con aquel fútbol del F.C. Porto de Robson que era un equipo con un fabuloso estilo ofensivo, aquel famoso killer instict...
El decía que el moscatel de Favaios, frio en la nevera a una temperatura idónea, era el mejor vermouth, el mejor aperitivo del Mundo... "insuperable", decía Mr. Robson. Hagan lo que yo hago con "el delicioso Favaios" y se convencerán, decía a quienes queríamos oir.
No le volví a ver en persona pero seguí siempre su devenir, en los lugares y clubs por donde luego estuvo, con especial interés y recordando su caballerosidad, su impecable saber estar, su impronta... Cuando supe tiempo que tenía un cáncer, recé por el que consideraba un buen hombre. Y al ver pasados los años que el temporal parecía capeado... me alegré mucho por el. Pero pronto supe que el maldito cangrejo estaba atacándole de nuevo... hasta que ahora se lo ha llevado después de tantos años de pelea.
Ese es el mensaje que nos deja Sir Bobby Robson, que aunque nos derroten al final, nunca debemos dejar de luchar. Y hacerlo con la gran entereza con que el lo hizo es el mejor ejemplo que nos queda.
Descanse en paz, aquel gran amigo y enamorado de Portugal, de sus tierras, sus gentes y sus vinos. ¡Quien sabe si porque vio en mi otro "loco" por Portugal, me "aguantó" toda aquella tarde inolvidable en aquella magnífica quinta de unos grandes amigos comunes, en la capital interior del Douro vinhateiro!.
EUGÉNIO EIROA
Jorge Nuno Pinto da Costa, Presidente do FC Porto : «Bobby Robson foi um grande senhor do futebol mundial, que evoco com muita saudade e orgulho por ter sido bicampeão pelo FC Porto. As suas qualidades como treinador eram invulgares, mas a sua força no período da doença, quando estava no FC Porto, foi um exemplo de resistência e vontade de viver que nunca esquecerei»
Vítor Baía, Director de Relações Externas e Expansão da FC Porto, SAD : «Morreu uma pessoa especial, como treinador e como homem. Por tudo o que deu ao futebol, seguramente que nunca será esquecido. Recordo os momentos das grandes conquistas, tanto ao serviço do FC Porto, como do Barcelona. Foram momentos de partilha de muitas emoções, de muitas alegrias, nos quais já sofria, mas sem nunca perder o humor muito próprio e contagiante»