PONTEVEDRA (Luis ARTIME - MORRAZO-tribuna) .- El Pontevedra se suicidó en la tarde de este domingo, conducido al despeñadero por la irresponsabilidad -una vez más- del brasileño Iuri que con una tarjeta encima, se quitó de enmedio en una entrada estúpida que le hizo ver la segunda amarilla en el inicio de la segunda parte.
Con 10 hombres el Pontevedra no pudo nunca con el rival y quedó a merced de la Leonesa que acabó empatando el partido (2-2) tras 20 minutos de acoso continuado a la meta defendida por Saizar.
El 2-2, tal y como se produjo, hasta debe considerarse un resultado justo; aunque ecuánime también es decir que el árbitro asturiano Menéndez no midió por el mismo rasero a la Leonesa que al Pontevedra, al que no perdonó ni una y al que señaló un penalty en la primera parte que sirvió al cuadro leonés para alcanzar el 2-1 en el marcador.
El Pontevedra, curiosamente, había comenzado muy bien el partido, marcando dos goles en los primeros compases del encuentro, obras de Charles y Vázquez, aprovechando momentos de cierta indecisión de defensores y portero visitantes.
Pero esta cómoda ventaja de 2-0 lograda ya en el primer cuarto de hora la dilapidó el Pontevedra. Primero echándose atrás y dejandose dominar por la Leonesa, lo que llevó al penalty -tal vez compensatorio de otro anterior no señalado- (en todo caso, demasiado riguroso en el contacto de Jorge Rodriguez con Stefan) con que la Cultural acortó distancias antes de irnos al descanso. Y luego, en la segunda parte, con el momento de atrofia de Iuri que logró la expulsión cuando quedaba una enormidad por jugarse, lo que facilitó que la Leonesa tuviese tiempo de sobra para acabar -como así fue- empatando el partido...
Y es que el Pontevedra se replegó descaradamente y con 10 hombres optó por completo a renunciar al juego de ataque. La Cultural dispuso de varias ocasiones para igualar hasta que lo consiguió. Primero fue Paixao quien no acertó por centímetros a rematar un centro de Mato, y en el minuto 83 Chema robaba dentro del área un balón, con gran tiro casi sin angulo obligando a Saizar a una gran parada, quien despejó a la esquina. Finalmente, a cinco minutos del final, tras un saque de falta que nadie acertó a desviar y fue al poste, Santi Santos cabeceó en plancha a las mallas el balón muerto, logrando el empate definitivo.
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