PONTEVEDRA (EUGENIO EIROA - MORRAZO-tribuna).- El propietario del Pontevedra C.F. y su apoderado, el polémico vicepresidente Vázquez Teruelo, tomaron esta tarde la decisión de cesar al hasta ahora entrenador, Rafa Sáez. Tal y como dejó entrever anoche MORRAZO-tribuna, y fácil de entender tras leer declaraciones del referido Teruelo comportándose este como un auténtico forofo al final del partido de Ponferrada, la suerte de Sáez estaba firmada ya desde hace días y solo a la espera de que un resultado adverso "justificase" la decisión. Teruelo ya había demostrado el viernes-sábado que no contaba con el técnico para nada, al decidir por su cuenta la baja del delantero Tigrao y el alta de un jugador tercerdivisionario procedente de Grecia, decisiones ambas para las que no consultó para nada al entrenador.
Por contra Rafa Sáez, pese a los intentos hechos por varios periodistas para que se pronunciase sobre la maniobra a sus espaldas protagonizada por el apoderado de Mirón, insistió en la necesidad de no pronunciar ni una mala palabra y ser un señor hasta el último momento, fuese este cuando fuere...
Fuentes no lejanas al señor Teruelo consultadas ya hace semanas, coincidían en señalar que el entrenador Sáez no era santo de la devoción del vicepresidente y por tanto, no solo no recibió nunca apoyos del mismo, sino que este señor permitió -cuando menos- los deleznables ataques al plantel de jugadores y técnicos que se produjeron semanas atrás desde la propia página web de la entidad.
En un clima de trabajo enrarecido, con escenitas de vigilancia en los entrenamientos y algunas tonterías más, ha tenido que venir trabajando Rafa Sáez estas semanas, al frente de un plantel que sigue preocupado por esos problemas económicos que hasta ahora Teruelo no supo resolver y que los jugadores sin duda han venido acusando.
Tras el triunfo ante el Guijuelo, sin duda alguna tras una buena exhibición, Teruelo no pudo cesar a Sáez y, no hay más que verlo, estaba solamente a la espera de una derrota, para en cuanto esta se produjese quitar de enmedio al técnico, con el beneplácito -evidentemente- del propietario de la entidad. Es su derecho, claro está. Y más en este fútbol donde los dirigentes no son muchas veces - como es el caso- otra cosa que auténticos forofos que incapaces de ver futuro, no juzgan sino en razón de su forofismo - y en este caso además desde la mayor injusticia viendo el caos organizativo que la entidad tiene- .
Han cesado en el Pontevedra a un gran entrenador. Y a una mejor persona. Y encima, de la propia ciudad pontevedresa. Algo harto lamentable.
Rafa Sáez, en esta hora difícil, sabe que cuenta incondicionalmente con el apoyo de sus amigos -que son muchos- y el sincero afecto de un buen número de seguidores granates que no se van a dejar engañar por personajes que de impresentables bastante tienen, cuando a la palestra salgan para contar un cuento chino que justifique la maniobra.
A Sáez no le echan los resultados, por mucho que parezca o se quiera esgrimir como justificación. Le echa el capricho de un personaje con un afán de protagonismo desmedido y que ya veremos a donde lleva al Pontevedra y al propio Mirón. Allá ellos. En lo que queda de temporada, las iras de los aficionados -de producirse- ya no estarán sobre el banquillo, sino sobre este extraño dúo surgido desde lo inconcebible cuando la Liga había empezado ya y que, desde luego, poca o ninguna estabilidad está dando a este club.
Tarde o temprano, Sáez volverá a los banquillos. Y donde le dejen trabajar, recogerán frutos. Importantes.
Aquí -ya lo veréis- tardará mucho tiempo en aparecer un entrenador con su personalidad, con su capacidad de compromiso con la cantera (Cubas, Denilson, Javi Rey, Capelo... ya saben y bien lo que es jugar en el primer equipo)... Un entrenador educado pero no servil, con personalidad y no marioneta. Si esto último fuere, seguros estamos de que a estas horas no estaría cesado; posiblemente le bastaría ser un mequetrefe que ejecutase las ideas del tal Teruelo para seguir ahí sentado... No es eso precisamente y le mandan a casa antes de tiempo.
No vale decir : es que el ascenso aún es posible. El tren del ascenso lo perdió el Pontevedra el día en que dejó de ser un club serio que pagaba al día, puntualmente a sus empleados. Ese día el club firmó su sentencia. Y el culpable de eso no es precisamente Rafa Sáez que bastante hizo durante tres meses, apaciguando cada día el vestuario.
El fútbol sigue dirá alguno, pero lo sucedido en el Pontevedra viene a demostrar que sus ya escasos dirigentes son de una asustante vulgaridad : unos auténticos forofos que sabiendo -además- que el club está ya en la caída libre de los números rojos, siguen aumentándolos con tal de dar contento a su forofismo... ¡Pobre Pontevedriña!.
Por contra Rafa Sáez, pese a los intentos hechos por varios periodistas para que se pronunciase sobre la maniobra a sus espaldas protagonizada por el apoderado de Mirón, insistió en la necesidad de no pronunciar ni una mala palabra y ser un señor hasta el último momento, fuese este cuando fuere...
Fuentes no lejanas al señor Teruelo consultadas ya hace semanas, coincidían en señalar que el entrenador Sáez no era santo de la devoción del vicepresidente y por tanto, no solo no recibió nunca apoyos del mismo, sino que este señor permitió -cuando menos- los deleznables ataques al plantel de jugadores y técnicos que se produjeron semanas atrás desde la propia página web de la entidad.
En un clima de trabajo enrarecido, con escenitas de vigilancia en los entrenamientos y algunas tonterías más, ha tenido que venir trabajando Rafa Sáez estas semanas, al frente de un plantel que sigue preocupado por esos problemas económicos que hasta ahora Teruelo no supo resolver y que los jugadores sin duda han venido acusando.
Tras el triunfo ante el Guijuelo, sin duda alguna tras una buena exhibición, Teruelo no pudo cesar a Sáez y, no hay más que verlo, estaba solamente a la espera de una derrota, para en cuanto esta se produjese quitar de enmedio al técnico, con el beneplácito -evidentemente- del propietario de la entidad. Es su derecho, claro está. Y más en este fútbol donde los dirigentes no son muchas veces - como es el caso- otra cosa que auténticos forofos que incapaces de ver futuro, no juzgan sino en razón de su forofismo - y en este caso además desde la mayor injusticia viendo el caos organizativo que la entidad tiene- .
Han cesado en el Pontevedra a un gran entrenador. Y a una mejor persona. Y encima, de la propia ciudad pontevedresa. Algo harto lamentable.
Rafa Sáez, en esta hora difícil, sabe que cuenta incondicionalmente con el apoyo de sus amigos -que son muchos- y el sincero afecto de un buen número de seguidores granates que no se van a dejar engañar por personajes que de impresentables bastante tienen, cuando a la palestra salgan para contar un cuento chino que justifique la maniobra.
A Sáez no le echan los resultados, por mucho que parezca o se quiera esgrimir como justificación. Le echa el capricho de un personaje con un afán de protagonismo desmedido y que ya veremos a donde lleva al Pontevedra y al propio Mirón. Allá ellos. En lo que queda de temporada, las iras de los aficionados -de producirse- ya no estarán sobre el banquillo, sino sobre este extraño dúo surgido desde lo inconcebible cuando la Liga había empezado ya y que, desde luego, poca o ninguna estabilidad está dando a este club.
Tarde o temprano, Sáez volverá a los banquillos. Y donde le dejen trabajar, recogerán frutos. Importantes.
Aquí -ya lo veréis- tardará mucho tiempo en aparecer un entrenador con su personalidad, con su capacidad de compromiso con la cantera (Cubas, Denilson, Javi Rey, Capelo... ya saben y bien lo que es jugar en el primer equipo)... Un entrenador educado pero no servil, con personalidad y no marioneta. Si esto último fuere, seguros estamos de que a estas horas no estaría cesado; posiblemente le bastaría ser un mequetrefe que ejecutase las ideas del tal Teruelo para seguir ahí sentado... No es eso precisamente y le mandan a casa antes de tiempo.
No vale decir : es que el ascenso aún es posible. El tren del ascenso lo perdió el Pontevedra el día en que dejó de ser un club serio que pagaba al día, puntualmente a sus empleados. Ese día el club firmó su sentencia. Y el culpable de eso no es precisamente Rafa Sáez que bastante hizo durante tres meses, apaciguando cada día el vestuario.
El fútbol sigue dirá alguno, pero lo sucedido en el Pontevedra viene a demostrar que sus ya escasos dirigentes son de una asustante vulgaridad : unos auténticos forofos que sabiendo -además- que el club está ya en la caída libre de los números rojos, siguen aumentándolos con tal de dar contento a su forofismo... ¡Pobre Pontevedriña!.