La señora conselleira, antaño sindicalista, se las prometía muy felices cuando el domingo llegó, después de sus loables predicaciones y ánimos a los mejilloneros para que hicieran las paces y marchasen todos unidos... La foto, en el Parador de Turismo de Pontevedra, era todo un poema.
La señora conselleira no calculó bien. Calculó lo de un bando, pero no se dio cuenta de que había otro bando agazapado... a ver por donde salían los mejilloneros-huelguistas. Y estos salieron diciendo que el acuerdo estaba ahí, que iban a llevarse bien, más unidos que antes...porque les unía la feliz idea de cobrar más por el molusco.
Pero la señora conselleira, ¡pobre!, que tanto trabajó porque la normalidad volviese al sector productivo de las bateas y las descargas, no se percató que buena parte de la producción mejillonera se la lleva el sector conservero y similar. Y...amigo mío, viendolos venir a los unidos mejilloneros, los no menos -o más- unidos conserveros y similares, dijeron este martes, que si quieres arroz, Catalina... O sea, o me das el mejillón a cómo me lo cobrabas antes de ponerte en huelga, o aquí no va a haber conservera que te lo compre... porque sino lo compramos del extranjero y santas páscuas.
Los huelguistas, que se las prometían felices con el acuerdo bendecido por la conselleira, están esta noche de martes para miércoles que no duermen. No es para menos... llevan 10 años cobrando lo mismo por sus mejillones y les exigen que... o siguen así o se comen ellos sus mejillones.
¡Vaya por Dios...!. Y la conselleira Carmen, Mucha para los amigos de los tiempos sindicales, que no calculó que además de poner de acuerdo a los que venden, habría sido interesante tener garantizada la receptividad positiva de los que compran buena parte del producto... ¿Y ahora qué, Carmiña?.
Xavier BOSCH